Sören Kierkegaard fue un filósofo y teólogo danés que vivió de 1813 a 1855.
Habló muchísimo de las elecciones.
Elegimos todo el tiempo. Suena el despertador y si nos despierta, elegimos apagarlo y despertarnos, o extenderlo otros 10 minutos. Elegimos en qué momento nos levantamos de la cama. Elegimos qué hacer primero. Elegimos qué ropa ponernos.
Elegimos en qué relaciones entrar, elegimos estudiar y qué estudiar, elegimos si le hacemos caso a alguien cuando nos dice qué estudiar. Elegimos ir a la reunión familiar queramos o no, elegimos qué comer. Elegimos todo el día, todo el tiempo.
Kierkegaard nos señala que las elecciones nos angustian. Por supuesto que hay unas que son más simples, que nos angustian menos, como por ejemplo qué ropa nos pondremos o qué camino tomamos para ir al trabajo. Y hay elecciones más complejas, dilemas, como si nos separamos o no de nuestra pareja, que nos angustian mucho más.
Y por qué nos angustia, pues porque no tenemos una bola mágica que nos pueda predecir el futuro. Así que no sabemos si nuestra elección es la adecuada. No sabemos si las cosas nos van a salir bien o nos van a salir mal.
Cómo quisiéramos cuando estamos angustiados por una elección, tener una bola mágica y saber qué pasará en cinco años. Entonces sí elegiríamos llenos de confianza.
Como no sabemos, Kierkegaard nos marca que en cada elección damos un salto de fe. Es un salto al vacío porque no sabemos si las cosas van a salir bien o van a salir mal. Nos daremos cuenta más adelante. A veces descubrimos que elegimos mal, a veces salimos victoriosos y descubrimos que elegimos bien. Pero finalmente tenemos que dar un salto de fe.
Kierkegaard nos invita a que estas elecciones las tomemos con pasión, pues para este filósofo vivir de manera apasionada es el principal objetivo existencial. Existir implica todos estos riesgos al dar saltos de fe.
Si tratamos de evitar la angustia de las elecciones, o nos vamos a ahogar en esta angustia, o nos vamos a volver insensibles a la existencia. Perdiendo obviamente toda pasión. Así que este filósofo nos invita a abrazar la angustia como parte de la existencia, aceptando los riesgos de los dilemas, dando saltos de fe en cada elección, aventándonos a este vacío, enfrentando y aceptando las dificultades de la existencia.
Sugiere no evitar angustiarnos, sino aprender a angustiarnos, aceptando que esta es parte de la existencia, porque la existencia está llena de elecciones, desde la más simple, hasta el dilema más complejo.
Así que si pensabas que estabas sólo porque eres el único indeciso, no lo eres. Eres indeciso porque te angustia dar ese salto de fe. Si eres de los que evita tomar elecciones y dejas que la vida te lleve, estas evitando la angustia, pero, según este fiósofo, te estás perdiendo de una vida apasionada y te estás desensibilizando.
Si eres de los que piensa que esta vida es para vivirse, para exprimirse y tener experiencias, no podemos negar que esto incluye vivir con angustias por los saltos de fe que tenemos que dar en cada elección. Si quieres exprimir tu existencia y vivir apasionadamente, acepta esta angustia, ya sabes de dónde viene. Enfréntala y aviéntate. Ya verás si te va bien o te va mal. Pero no podrás decir que no viviste apasionadamente según Kierkegaard.
Algunas cosas se escuchan bonitas, y quizá me escucho educadora, y que te estoy dando la solución para vivir bonito. Quizá lo transmito así porque me apasiona todo lo que toca lo existencial, pero no sé si es tan bonita la invitación a angustiarnos, a aprender a angustiarnos, y a aceptar que en la vida elegimos todo el tiempo, que no sabemos si tomaremos las elecciones correctas y tenemos que dar saltos al vacío, saltos de fe, y por ello la existencia es, entre otras cosas, angustia.
Creo que la filosofía existencial tiene dos cosas, por un lado, habla sin temor de lo crudo de la existencia, que puede parecer oscuro, y que no se escucha bonito; pero por otro, si profundizas, da mucha información para vivir la vida de forma bien apasionada y exprimirla.
Bibliografía
Kierkegaard, S. (2007). El concepto de la angustia. Madrid: Alianza .
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