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Qué tengo que aprender en la pandemia. Patoaventuras de vivir en la pandemia o Existencia pandémica

Actualizado: 26 may 2020

El año 2020 comenzó como cualquier otro. Hacíamos bromas de lo largo que había parecido enero y nos enterábamos que allá a lo lejos, en China, se iniciaba una epidemia.

De pronto las cosas se fueron extendiendo por Europa, agravando en algunos países, y con ello nos fueron llegando las noticias de que en algunos lugares la gente se tenía que encerrar a hacer cuarentena.

En latinoamérica, en el transcurso del tercer mes, marzo, algunos eran encerrados por orden del gobierno y otros nos fuimos encerrando por voluntad propia.

Sólo pensamos en no morir y aprendimos que esa era la mejor opción.


Una vez en cuarentena, conforme han pasado los días de encierro y nos veíamos vivos, comenzamos a experimentar ciertos retos.

Esta semana, en que mis pacientes llevan al menos un mes recluidos, casi todos empezaron a reportar ciertas dificultades. Cada uno ha tenido algo que no ha estado bueno, algo con lo que sufre poco o mucho, algo que le agobia, algo con lo que se enfrenta, no con la enfermedad, sino con esta nueva vida de encierro.

Me fui descubriendo repitiendo la misma pregunta una sesión tras otra: qué tienes tu que aprender de esta cuarentena. Y es que pensé en Simone de Beauvoir y su tema de trascendencia.



Para el existencialismo el ser humano está condenado a ser libre. Es decir, lo queramos o no, somos libres de elegir nuestra vida, y/o nuestra actitud ante las cosas que nos suceden. Esta filósofa, además de feminista, era existencial. Para ella la manera en que el ser humano puede ejercercitar su libertad, es por medio de trascender, es decir moverse entre las distintas posibilidades. Enunciaba que, por lo tanto, lo que nos hace humanos, lo que nos distingue de los animales, es la trascendencia donde nos hacemos libres, no la felicidad. Feliz puede ser hasta un perro decía.

¿Qué significa exactamente trascender para ella?

Nosotros tenemos muchas posibilidades a lo largo de nuestra vida, que consisten en decisiones concretas, o de actitudes ante cosas que nos pasan y sobre las que no tenemos elección, como una contingencia o un accidente. Entonces, elegimos y tomamos cierto camino y somos, a veces más felices, a veces menos, pero nos acomodamos. Al hacer esto, dejamos de lado las otras posibilidades, otras opciones de forma de vida, o distintas actitudes ante la vida que nos tocó. Para de Beauvoir, trascender, sería mudarnos a otra posibilidad que no hemos probado. Ya sea cambiando de rumbo, cambiando de rol, de actitud, de elección, etc. El asunto es que para ella, al situarnos en distintas posibilidades, ejercitamos nuestra libertad y nos hacemos más humanos. Si nos quedamos sólo en el lugar que nos hace felices, simplemente somos animales.

Moverse de la zona de comfort y probarse en un sitio nuevo, a su vez incómodo. En el momento que este se vuelva nuevamente cómodo, habría que moverse otra vez para seguir trascendiendo y no ser solamente felices. Como los perros.


Inspirada en ella me vi haciendo una intervención terapéutica desde Simone de Beauvoir: si salieras de esta experiencia habiendo trascendido, cual es ese lugar difícil al que te estás enfrentando y qué es eso que estás aprendiendo de tu persona, de tu forma de vida, de tus elecciones, de tus relaciones. Qué es eso que te está costando trabajo y qué te enseña eso de ti. En dónde no habías estado antes, y cómo puedes, ahora, situarte ahí.

Creo que, según de Beauvoir, si salimos de esta experiencia habiendo aprendido algo que la cuarentena nos mostró de nosotros mismos, habemos trascendido un poco, y saldremos más humanos.





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